STALKER || EL MIEDO AL SER

STALKER (1979)

Cuando Tarkovsky hablaba de esculpir el tiempo, no lo decía a la ligera. Este siendo mi primer acercamiento al cine del director ruso, fue uno difícil de llevar a cabo. El ritmo lento en la edición, las tomas largas en la cinematografía, los silencios largos, las miradas, las posturas, los espacios, todo se vuelve pesado y… contemplativo. Y ahí es donde creo que reside la genialidad de la película en sí. Entre todas estas pausas el espectador tiene dos opciones: aburrirse y tirar por la borda toda intención de mirar el largometraje, ó, contemplar. Y el contemplar se puede dar en diferentes contextos, se puede contemplar el punto de vista de los personajes al estar experimentando lo que la historia nos cuenta, se puede contemplar el subtexto de lo que los mismos personajes hablan, o el cómo esos temas se entrelazan con nuestra propia percepción de la realidad y nuestra experiencia humana.

La historia es muy sencilla, un meteorito cae en un país militarizado, el gobierno envía tropas a investigar y estas nunca regresan, con esto, el gobierno crea una cerca militar alrededor de lo que ahora se conoce como La Zona, un espacio donde las reglas de la realidad y las leyes de la física no obedecen al resto del mundo. Veinte años después, han surgido guías que burlan la seguridad gubernamental y llevan a otras personas a la Zona. Estos guías se hacen llamar Stalkers. La razón por la que la gente quiere entrar a la Zona es por que se cuenta que dentro hay una Habitación, que aparentemente puede cumplir cualquier deseo. En este filme vemos la historia de un Stalker contratado para guiar a un Profesor y a un Escritor a la Habitación.

Sin embargo, la complejidad del filme viene sus personajes, más que de su entorno. Cada personaje representa uno de los pilares del pensamiento humano: el pensamiento racional es representado por el Profesor, un científico que tiene la intención de estudiar la Zona y la Habitación para determinar su naturaleza; el pensamiento artístico es representado por el Escritor, quien busca inspiración para escribir y al mismo tiempo busca validación externa e interna para su arte; y la fé y el pensamiento espiritual están representados por el propio Stalker, quien cree en todo lo que se dice de la Zona y la respeta como si de un dios se tratara, llevando a cabo los rituales que le fueron enseñados por generaciones previas.

Este grupo de arquetipos es puesto a prueba con su propia humanidad cuando la Zona se vuelve contra ellos, y no pueden evitar sino cuestionarse sus propias motivaciones y principios. Acá es donde nuevamente el discurso del filme se vuelve denso, pero es donde todos estos factores se unen para crear algo pivotal en la narrativa: atmósfera. La tensión del largometraje para el segundo acto es innegable, la incertidumbre de lo que le pueda pasar a cualquiera de ellos por no seguir las indicaciones del Stalker, o de no saber si el Stalker realmente sabe de lo que habla o lo que hace, o de si los turistas tienen intenciones ocultas como el suicidio o la destrucción de la Zona, logran crear una cobertura de ansiedad que mantiene la atención del espectador al borde, si es que se logra conectar con dicha narrativa, claro está.

Los tiempos contemplativos que nos da el director ruso, ayudan al espectador a darse un respiro para analizar y observar la historia, tanto desde un punto de vista estético, como narrativo. Cada cuadro en esta película es como una pintura. Y como tal vale la pena sentarse a admirar su belleza y los detalles que la componen. Al mismo tiempo, todos los discursos narrativos impartidos por cada uno de los personajes, ya sea como monólogo, o como una discusión entre ellos, no hacen más que rondar al espectador. ¿De qué sirve el pensamiento racional en un lugar que no obedece las leyes de la ciencia? ¿Para qué nos sirve el sentimiento y la creatividad si llegar al entendimiento propio eliminaría la razón misma de la expresión humana? ¿Cuál es el punto de tener una fé ciega cuando no tenemos nada para sustentarla y eso nos quita toda esperanza y visión de la vida misma?. Los planos lentos, pero siempre en movimiento, nos llevan en este viaje de introspección mientras nos damos cuenta de que la Zona no hace más que adaptarse a los propios miedos e incertidumbres de los personajes para envolverlos en un paradigma de muerte e inexistencia. Y aún, el filme tiene un giro más que darnos. Una última pregunta. ¿Estarías dispuesto a enfrentar tus deseos más profundos?.

Con la historia avanzando, se nos revelan diferentes aspectos de nuestros protagonistas: el Escritor realmente nunca ha creído en la importancia de su trabajo y la búsqueda de significado era aún más profunda de lo que esperábamos; el Profesor tenía la intención de destruir la Habitación, ya que la sola posibilidad de su existencia conllevaba el riesgo de que la persona equivocada pudiera cumplir sus deseos al usarla; y el Stalker comenzaba a dudar de su propia fé y sus convicciones al notar que romper sus reglas no siempre traía las consecuencias de las que le habían advertido. Pero el giro primordial viene de la historia de ‘Puerco espín’. Historia que se nos va contando a partes hasta llegar al final. ‘Puerco Espín’ fue un Stalker que decidió romper su ley más sagrada: “un Stalker no puede hacer uso de la habitación”. En el viaje, llevó a su hermano consigo quien lamentablemente murió en una de las múltiples trampas de La Zona. Al llegar a la Habitación, destrozado por la muerte de su hermano, pidió vehementemente que la Habitación le regresara a su hermano, ese era su deseo, pero al salir de la Zona, de la noche a la mañana, ‘Puerco Espín’ se volvió rico, y una semana después se suicidó. La revelación y último desafío para nuestros protagonistas es darse cuenta de que la Habitación cumple tus más profundos deseos, y esos deseos no siempre estarán alineados con lo que creemos ser en el consciente, por lo cuál la barrera ahora es enfrentarse a tu verdadero yo y aceptar lo que realmente eres en lo más profundo de tu ser.

El largometraje termina de forma ambigua, sin dejarnos saber si los personajes cruzaron o no la Habitación. Esto se vuelve la cereza del pastel ya que deja a interpretación del espectador lo que pudo haber pasado con ellos, no sin antes darnos un último recurso para ponernos a pensar.

Uno de los aspectos más sobresalientes para mi es el uso del color para denostar los cambios entre el resto del mundo y La Zona. La realidad cruda, vacía y pobre en la que viven los adultos se denota con colores sepias saturados, tonalidades de grises y monotonía, mientras que al entrar a La Zona, todo adquiere color vibrante, variado, y vivo. La hija del Stalker, quien era paralítica hasta el momento, puede ver la realidad con los colores de la Zona, y en un plano de cierre se nos revela que tiene habilidades telequinéticas. Mi interpretación es que el Stalker sí cruzó la Habitación (ya que alguien debe hacerlo para que todos puedan salir de La Zona y sus clientes ya no querían enfrentarse a quienes eran en lo más profundo de su ser) y su deseo era que su hija pudiera valerse por si misma en el mundo hostil en el que viven. O quizá esta era una forma de Tarkovsky de decirnos que la esperanza y fé del Stalker realmente residía en su hija, así como la humanidad suele tener la esperanza de que las nuevas generaciones lo hagan mejor de lo que nosotros pudimos.

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De corazones rotos y senderos inexplorados.